Pensé que sería fuerte y no me dejaría derrumbar con tanta facilidad.
Pensé que no le podría tenerle miedo ya a lo desconocido.
Pensé que mi semblante no estaría serio, que tendría la mejor actitud.
Pero no fue así.
Porque cuando el cuerpo se enfrenta a la realidad, consigue que la mente se debilité. Por lo menos, a mí me pasa así. Tal vez todavía no tenga las fuerzas para lograr que compaginen sanamente mi mente y mi cuerpo.
Tal vez, tampoco tenga las fuerzas suficientes para lograr controlar mis emociones.
Pero esta no es la primera vez. Ya sé a lo que me voy a enfrentar.
Y estoy practicando para que mis emociones no nublen mi razón y, después, el que pague las consecuencias no sea mi sensible cuerpo.
Tal vez mi mente esté más adelantada que mi cuerpo, eso es lo que pienso. Sin embargo, no hay que subestimar el poder que mi parte material tiene sobre mi parte intangible.
Así que rezo. Rezo para que las dos partes de mí lleguen a estar tan alejadas que no puedan afectarse mutuamente; o para que estén en un convivencia tan armónica, que los resultados sean, al menos la mayoría del tiempo, favorables.
Rezo para que no se derrame sangre por entre el nebuloso cielo.
Rezo para que mi fuerza de voluntad vaya incrementando.
Rezo para que mis caídas no duren tanto.
Y rezo para que el amor pueda ejercer el gran poder que tiene sobre mí.
3 comentarios:
Hola! Bonita entrada! Me pasa seguido esto! Parea mí es muy difícil controlar las reacciones de mi cuerpo, a veces desearía que mi cuerpo disimule aunque sea sólo un poco la tormenta que se desata dentro de mí cuando me enfrento a ciertas cosas! No sé si sea cuestión de práctica... Pero vale la opción! Éxitos con eso =)
Gracias por visitar mi blog y comentar :)
Y éxitos con eso también :)
Que haremos con nuestras cambiantes emociones!? Jjeje Saludos
me gusta mucho, es como alguien que aguanta de todo, a veces nos pasa eso :D
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